23 de enero de 2019

La esterilidad política de la derecha boliviana


La restauración conservadora se encuentra desesperada, al borde de la esquizofrenia, no encuentra el horizonte para cambiar la realidad que no le es favorable para las siguientes elecciones generales.


ABRAHAM SAHUA | ISTORIECOM | BOLIVIA
abrahamsahua@gmail.com

Es claro que los candidatos del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales y Álvaro García, serán los virtuales ganadores en las elecciones generales del próximo octubre 2019. Así señalan recientes encuestas y las masivas concentraciones de proclamación del binomio en todo el territorio boliviano. 


Lo que no es visible aún es si capitaliza o no la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa. Y ésta es la pugna de fondo, no la presidencia. No está en cuestión la silla presidencial, menos el regreso de la política vendepatria al poder. De esto son conscientes las fuerzas opositoras, por lo que reducen todas sus energías a lograr dos tercios en el legislativo, para desde ahí golpear definitivamente la revolución democrática y cultural.


Este último no lo hacen público. ¡Es obvio! Por estrategia, siempre señalarán lo contrario, con el fin de embaucar a las mayorías y a algunos cautivos y crédulos de la televisión, así captar adhesión a sus filas. Esta práctica arranca desde el 2006, año en que pierden dramáticamente el poder. ¡Desde entonces, instauran el imperio de la mentira!

Pero posterior al 21 de febrero de 2016 (21F), las continuas falsedades que lanzaron en las redes sociales y los medios masivos de información –entre periodistas, opinadores, políticos, sindicalistas, autoridades universitarias y otras instituciones– ya no tuvieron efecto, con pronóstico de no cambiar en el futuro inmediato.

Y hoy, la nueva matriz discursiva embustera que ensayan y pulula en los espacios mediáticos y virtuales trata sobre que el gobierno estaría preparando “fraude electoral en las próximas elecciones y que la gente está cansada del despilfarro económico”. Ante esto, la reacción de la población simplemente se desvía hacia la indiferencia y la suspicacia; saldo lapidario.

Es por tal razón que, hasta la fecha, la oposición extraviada no logra adhesión de las mayorías. Este síntoma se ensanchó prontamente posterior al 21F, pues, todas sus convocatorias, campaña de desprestigio al líder del proceso de cambio –Evo Morales–, se fueron por el acantilado.

El último fracaso fue el llamado de cívicos y plataformas a las bolivianas y los bolivianos a instalar “huelgas de hambre hasta las últimas consecuencias” en los nueve departamentos, con el objetivo de presionar al Tribunal Supremo Electoral (TSE) a no habilite a la dupla Evo-Álvaro a las primarias del 27 de enero –“27E, Día de la Esperanza”–.

Pero todo acabó en tres y cuatro días, luego que sus dirigentes salieran caricaturescamente en ambulancias directo a sus domicilios. “¡E que etos no etán acotumbraw a pasar el día con la panza vacía pue!”, señaló un camba de sepa. Otro dijo: “¡Todo ete show es sólo para la tele, compadre!” Era cierto, el aroma del gourmet pudo más que la “lucha por la democracia”.

Mientras tanto, el Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP) continúa llenando cuadras y cuadras de azules cada convocatoria de proclamación a Evo y Álvaro como sus presidenciables para la administración 2020-2025. La consigna central de estas megas congregaciones es la continuidad del cambio estructural del Estado, de la economía y de la sociedad.

Esto a la restauración conservadora lo hace perder la brújula, no le permite encontrar un horizonte satisfactorio y, definitivamente, lo arrastra a la locura y a intensificar el odio a su prójimo, a los de abajo, al otro.

A tal impotencia, sin duda, luego de las elecciones, sino antes, volverá a revelar su verdadero rostro fascista recalcitrante y apostará a activar guarimbas venezolanas en todo el territorio nacional. No es nuevo. Anteriormente ya lo había intentado, pero sin ningún resultado.

Sin embargo, la interrogante es si hoy tiene la musculatura para emprender semejante empresa, tomando en cuenta que Bolivia no es Venezuela, que no está en las mismas circunstancias económica, política y social en el que se desenvuelve este país caribeño.


Cada vez el entorno político y social se vuelve interesante. Se debe estar atento a los acontecimientos. 



[1] Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), La Paz-Bolivia, maestrante en el programa de Postgrado de Historia de la UMSA.

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