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La versión que se regó como la pólvora es la que
señala que la adquisición de las nuevas máquinas fue adquirida con sobreprecio
y sin haber pasado por conducto regular, y que se estarían devolviendo.
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Hace no mucho apareció
como una “bendición” nuevas máquinas en ambientes del gimnasio “Pablo Ramos”, de
la UMSA[1],
después de una larga e incrédula espera. Pero la alegría duró muy poco. Hoy,
estas máquinas están bajo llave, sin ninguna explicación.
Frente al no
saber sobre la causa del cierre, aparecieron muchos rumores que al pasar los
días se hicieron box populi entre la
comunidad deportista. Pero el que se regó como la pólvora con mucha indignación
es la que señala que la adquisición de las nuevas máquinas fue adquirida con
sobreprecio y sin haber pasado por conducto regular, y que se estarían
devolviendo. Y el efecto se inoculó de inmediato en las redes sociales, a tal
punto de motivar intercambios de improperios que no ayudan a esclarecer en
absoluto, sólo a ensanchar la incertidumbre.
Lo agravante
de la situación es que la dicha versión no sólo está en boca de todos sino que
cada día que pasa va cobrando vida inflamable porque no hay quien confirme o la
niegue. Y según algunos amantes de las
pesas, el tema ya se estaría ventilando en esferas de los medios masivos de
información.
Pero hay otro
rumor reciente en tono intimidante que advierte que la discusión del tema pone
en riesgo la apertura del gimnasio. Si esto fuera cierto, entonces se estaría
frente a la intolerancia. Bien dijo uno de los deportistas que en democracia “se
puede decir de todo sobre las máquinas cuestionadas”, más aún cuando éste es tema
de interés de la comunidad universitaria, y cuando las autoridades llamadas a
informar no lo hacen, sólo silencio que coadyuva a agrandar la confusión.
Efectivamente
existe la secretaría de deportes de la UMSA para informarse, pero también
existe la página de fecebook para esa intención, como lo hicieron cuando
mostraron las máquinas. ¿Por qué ahora se privan de ese deber, así esclarecer
la situación para acabar con los rumores que hacen daño a propios y extraños? La
comunidad universitaria, constitucionalmente, tiene derecho a la información
efectiva y verás. El no hacerlo da lugar a la sospecha y a agitar el avispero.

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