En este
repositorio se resguardaría el período más enajenador de la historia republicana
de Bolivia que data de 1985 a 2005, veinte años de sistema neoliberal que el
presidente Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) presagió en su momento que
duraría.
@ ABRAHAM SAHUA | mympolitikon BOLIVIA
abrahamsahua@gmail.com
“El primer día de un nuevo gobierno, cerraríamos el museo de Evo Morales”, había escrito en su cuenta de facebook el diputado Bernard Gutiérrez de la opositora Unidad Demócrata (UD), días después de ser inaugurado el Museo de la Revolución Democrática y Cultural en el pueblo natal del presidente indígena Evo Morales, Orinoca, a 300 km de la ciudad de Oruro.
En respuesta a esa idea
intolerante vino otra mucho más creativo
e ingenioso en voz de la ministra de Culturas, Wilma Alanoca: “Yo me
pregunto: si hiciéramos que sea –el Museo de la Revolución Democrática y
Cultural– un museo de la época neoliberal, ¿qué tipo de museo seria?”[1].
Esa fue una sugerencia
implícita a que los neoliberales debieran también levantar su museo, el Museo del Neoliberalismo. Pero qué tipo
de repositorio sería, se cuestiona la Ministra de Estado como muchos ciudadanos,
si en el Museo de la Revolución Democrática y Cultural se resguarda la historia
de “los más olvidados, los más discriminados y abandonados, –y sobre todo, de– los
que cambiaron el país”[2],
de acuerdo al vicepresidente Álvaro García Linera.
EL MUSEO DEL
NEOLIBERALISMO
En dicho museo se
resguardaría el período más enajenador de la historia republicana de Bolivia que
data de 1985 a 2005, veinte años de sistema neoliberal que el presidente Víctor
Paz Estenssoro (1985-1989) presagió en su momento que duraría.
Muchos acontecimientos fundamentales
sucedieron en esas dos décadas. Todo inicia a mediados de los años ‘80, en el
gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) que, a través del DS 21060, puso
en vigencia el sistema neoliberal y activó la mal llamada “relocalización” con
la que puso en las calles a más de 30 mil obreros que tuvieron luego
inventárselas para cubrir los alimentos básicos para sus familias.
Ya en los años ‘90, inmediatamente
se puso en marcha la enajenación gradual de las empresas estratégicas del
Estado a manos de empresarios extranjeros, primero en el gobierno de Jaime Paz Zamora (1989-1993), con su “política de privatización” a cargo de
su ministro de Planeamiento, Samuel
Doria Medina, quien pretendió vender una empresa por semana; luego en el
gobierno de Gonzalo “Goni” Sánchez de
Lozada (1993-1997), con su “política
de capitalización”, quien el 2003, luego de masacrar al pueblo boliviano,
huyó del país a hacia los EEUU.
Y a inicio del siglo XXI,
el gobierno de Hugo Banzer Suárez
(1997-2001), ex dictador (1971-1978), en concordancia con su vicepresidente
Jorge “Tuto” Quiroga Ramírez, soltó también
a las FFAA para masacrar, primero a los productores de la hoja de coca del
Chapare, Cochabamba, bajo la política Coca Cero, y, segundo, a los
cochabambinos en la llamada “guerra del agua”, ambos con saldos lamentables.
Con todo esto, además con
la “guerra del impuestazo” y la “guerra del gas” del 2003, el sistema
neoliberal entró en crisis, y el 2005, con la victoria electoral de Evo
Morales, el sistema se diezmó, acabando así un ciclo que más que beneficios,
trajo luto, hambre, subasta de los recursos naturales, megacorrupción
–maletines negros–, narcovínculo palaciego y enriquecimiento de la clase
política apátrida a costa de las bolivianas y bolivianos.
Pero la cosa no queda
ahí. A este período neoliberal también se lo puede denominar la época del fifty fifty, por los pactos políticos
que ejercía la casta política para ser gobierno y tener gobernabilidad. Pues así
se formaron el Pacto por la Democracia (MNR, 1985.1989), el Acuerdo Patriótico (MIR,
1989-1993) y las megacoaliciones del MNR (1993-1997), de la ADN (1997-2002) y del
MNR (2002-2003).
Y todos estos gobiernos elevaban
pleitesía al sometimiento y a los dictados de organismos internacionales
del sistema, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM);
asimismo al mercado, las transnacionales, la Embajada Americana, USAID, DEA,
CIA y otras.
Son estos hechos, y de seguro
hay muchos más que identificar, que narraría el Museo del Neoliberalismo.
[1] “Opositores anuncian que si son
gobierno cerrarán el Museo de la Revolución Democrática y Cultural", en
https://www.consuladodebolivia.com.ar/2017/02/05/opositores-anuncian-gobierno-cerraran-museo-la-revolucion-democratica-cultural/
[2] “El Museo de la Revolución
Democrática y Cultural fue inaugurado en Orinoca, Oruro”, en
https://www.consuladodebolivia.com.ar/2017/02/02/museo-la-revolucion-democratica-cultural-fue-inaugurado-orinoca-oruro/.

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