El 90 por ciento de la población alteña pertenece
a la tercera generación migrante campo-ciudad. Esta oleada sucedió posterior a
1985, después de la vigencia del DS 21060 que “relocalizó” –despidió– a más de
30 mil trabajadores de sus fuentes de trabajos que se dispersaron por todo el
territorio nacional, especialmente a la ciudad de El Alto.
ABRAHAM SAHUA | mympolitikon BOLIVIA
abrahamsahua@gmail.com
El Alto es una
ciudad perteneciente al Departamento Autónomo de La Paz[1],
situada al oeste de Bolivia a una altitud de 4.000 metros sobre el nivel del
mar, en la meseta altiplánica.
Esta urbe tuvo
dos momentos para su consolidación como tal. El primero fue el 6 de marzo de 1985,
cuando el Congreso Nacional, mediante Ley 728, crea la Cuarta Sección de la
Provincia Murillo, con su capital El Alto de La Paz, del departamento de La Paz[2].
Posteriormente, el 26 de septiembre de 1988, en el gobierno de Víctor Paz
Estenssoro, mediante Ley Nº 1014, es elevado al rango de ciudad.
Artículo Único: Elévese a rango de ciudad a la
población de El Alto de La Paz, capital de la 4ta. Sección Municipal de la
Provincia Murillo del Departamento de La Paz.[3]
1. Su
espacio vital.
La ciudad de El
Alto está constituida por cuatro circunscripciones del total del país –13, 14,
15, y 16–[4],
por 14 distritos –10 urbanos y 4 rurales– establecidas por el Gobierno
Municipal y con más de 850 unidades barriales de base o juntas vecinales
aproximadamente.
En el año 2003,
en la Sublevación de Octubre, El Alto contaba con 8 distritos municipales
–siete urbanos y uno rural–, desde la Ordenanza Municipal 065/2002 de 29 de
Mayo de 2002. Y en posteriores años se fueron creando más distritos, por el
crecimiento de la ciudad y por la incorporación de comunidades al municipio
alteño. Hasta esa fecha la urbe alteña contaba con aproximadamente 500 juntas
vecinales.
Ya en octubre
de 2005, por ordenanza municipal Nº 150/05, las comunidades de Parcopata,
Amachuma, Chañacahua, que fueron parte del municipio de Achocalla, se
incorporaron al municipio de El Alto, creándose el Distrito Agroecoturistico
Rural 10; siendo así 10 distrito, 8 Urbanos y 2 Rurales. Y en el 2006, a través
de una nueva ordenanza municipal se crearon otros dos nuevos distritos, por lo
que El Alto contó con 12 distritos municipales divididos en 9 Distritos urbanos
y 3 Distritos rurales. Así fueron incorporándose más distrito a la urbe
alteña.
El Alto,
colinda al norte, con el Cantón de Zongo, de la Tercera Sección de la Provincia
Murillo; al sur, con el Cantón Viacha de la Provincia Ingavi; al este, con la
Ceja de El Alto; y, al oeste, con el Cantón Laja de la Provincia Los Andes,
según la Ley de la 4ta Sección.
En esta ciudad
claramente se puede distinguir dos zonas: “La primera es la zona Norte, que
cuenta con alta densidad poblacional y con habitantes de origen,
principalmente, campesino y aymara; la segunda como El Alto Sur, que tiene
además de asentamientos más antiguos y otros recientes”[5].
En El Alto hay la zona norte y la zona sur. El
aeropuerto nos divide a los dos.[6] (Y) nosotros decimos los k´aritas y los
t´aritas. El norte, los t´aritas y el sur, los k´aritas. Porque en el norte
viven gente migrante del campo, y en el sur viven gente de la clase media,
gente profesional, son preparados.[7]
Las zonas más
importantes de la urbe alteña por su antigüedad y por su afluencia de gente
son: 16 de Julio, Ciudad Satélite, Villa Exaltación, Villa Adela, 1ro de Mayo,
Villa Alemania, Villa Dolores, Kenko, Alto Lima, Senkata, Nuevos Horizontes,
Mercedario, Kollpani, Villa Ingavi, Germán Bush, Ballivián y Rio Seco.
Pero “la ciudad
de El Alto tiene un desarrollo urbano muy precario; se puede decir que sólo una
reducida parte de su población, fundamentalmente del casco viejo y parte de la
zona sur, goza de servicio urbanos –plazas, parques, calles asfaltadas o
adoquinadas, alumbrado público, alcantarillado, etcétera–. Por lo general, sus
calles, sobre todo de los barrios alejados o marginales, son de tierra,
polvorientas o lodazales dependiendo de la época”[8].
Se advierte
asimismo en la urbe alteña instituciones importantes como la Universidad
Pública de El Alto (UPEA), el Aeropuerto Internacional El Alto y el Comando de
la Fuerza Aérea Boliviana.
2. Su población.
Según Félix Patzi (2004), el 90 por ciento de la población alteña
pertenece a la tercera generación[9]
migrante campo-ciudad. Este hecho sucedió posterior a 1985, después de la
vigencia del Decreto Supremo 21060 que “relocalizó” –despidió– a más de 30 mil
trabajadores de sus fuentes de trabajos que se dispersaron por todo el
territorio nacional, especialmente a la ciudad de El Alto.
Estos inmigrantes alteños provienen principalmente de los sectores rurales
de los departamentos del occidente boliviano –La Paz, Oruro y Potosí– y se
establecieron principalmente en la zona norte y por algunos barrios de la zona
sur.
La mayoría de su gente de esta urbe, a cada día que pasa, va dejando la extrema
pobreza por las políticas implementadas por el gobierno del MAS.
Otra de las cualidades de los alteños es precisamente que cargan consigo la
práctica comunal, que es activada en
los barrios y en los sindicatos de comercios para aminorar deficiencias de
existencia y en los momentos propicios de defensa nacional.
Y es esta “población –quien– determinó el curso de la lucha indígena
contemporánea”[10].
El Alto es una ciudad constituida por
migrantes que producen sus calores, su lengua, la forma de vestirse,
determinados gustos, preferencias musicales y el intercambio por medio del ayni
–sistema de ayuda comunitaria aymara–. Son principios de percepción que guían
las prácticas sociales y sus representaciones en un nuevo contexto urbano.[11]
Sin embargo, no todos los inmigrantes son rurales, hay una cuarta parte de
la población que se desplazó a este sector del Altiplano por el desborde o
rebalse de la ciudad de La Paz y por las condiciones económicas difíciles,
especialmente en el costo de vida, vivienda y fuentes de trabajo[12];
así mismo, llegaron poblaciones de otros departamentos del interior con las
mismas condiciones. Pues éstas se asentaron en la zona sur alteña,
convirtiéndose en la clase media de la urbe.
El Censo de Población y Vivienda de 5 de septiembre de 2001 arrojó el dato
de que el “complejo urbano La Paz-El Alto se mantuvo como el mayor conglomerado
citadino del país, con una población de 1.420.308”[13],
convirtiéndose así, El Alto en la tercera ciudad más importante en población
del país. Este crecimiento demográfico dio
lugar al ensanchamiento progresivo de su espacio geográfico. Y actualmente,
de acuerdo al Censo de 2012, la población alteña supera los un millón; y junto
a la ciudad de La Paz son 2.706.351 de habitantes.
El Alto es conocido como la ciudad más joven del país por su gente joven, pero
este dato al parecer va disminuyendo junto a todo el país, según el Censo 2012.
“Este censo muestra una población cambiante en Bolivia, estamos dejando de ser
una población joven para pasar a ser una población adulta. El porcentaje de
población menor a los 15 años ha ido cayendo, el porcentaje mayor entre
personas de 15 a 64 años ha ido subiendo”[14],
explicó la ministra de Planificación, Viviana Caro, en su momento.
3. Su
economía.
La economía de
la joven ciudad gira alrededor del mercado informal, la actividad comercial minorista
–artesanos, albañiles,
comerciantes ambulantes y otros–. Pero también tiene como fuente de
soporte económico fábricas y plantas de procesamiento de hidrocarburos. Es lugar de exportación de los recursos
minerales del país y materia prima procesada. Su mercado más representativo es
la feria de “16 de Julio”. Cuenta también con una orquesta sinfónica, además de
museos y otras instituciones culturales menores que generan algo de dinero.
Esta forma de economía es la que lleva diariamente a su desarrollo y éxito de
su población.
La población en El Alto aprovecha y transforma los recursos locales. El
Alto es una ciudad en crecimiento que se mueve al ritmo del mercado de
alimentos, ropa confeccionada en pequeñas unidades industriales, ropa usada,
etc. De hecho, los mercados son una característica imperante de El Alto, la
feria 16 de julio que se realiza los jueves y domingos, donde se vende desde un
tornillo oxidado hasta un automóvil último modelo, incluso terrenos y casas,
también mercados como La Ceja, muestran un panorama típico comercial e
industrial de la ciudad. Lamentablemente en la Ceja también se puede observar
bares, lenocinios y percances como grandes embotellamientos de tráfico, basura
abandonada y mucha delincuencia. Ello resume los principales problemas con las
que tiene que lidiar esta joven ciudad.[15]
[1] Según la Constitución Política del Estado (CPE) de 2009, en su primer
artículo denomina a Bolivia en un Estado Plurinacional Comunitario y con
Autonomías. Dichas autonomías son
reguladas por la Ley Marco de Autonomías y Descentralización de 19 de
julio de 2010.
[2] Ley de la 4ta. Sección.
[3] Ley Nº 1014.
[4] En 1997, la Corte Nacional Electoral, hoy llamada Órgano Electoral,
tuvo la tarea de delimitar el territorio nacional en circunscripciones (68 en
total), de acuerdo a la reforma constitucional de la Constitución Política del
Estado de 1995 y el Censo de 1992.
[5] Juan Yhonny Mollericona y otros, La
seguridad ciudadana en la ciudad de El Alto: fronteras entre el miedo y la
acción vecinal, La Paz, Ed.
Fundación PIEB, 2007, p. 18.
[6] Entrevista con el vecino alteño Santiago Marquez.
[7] Entrevista con Mauricio Cori., ex Secretario Ejecutivo de la Fejuve El
Alto en 2003.
[8] Juan Yhonny Mollericona, op. cit., p. 19.
[9] Después de la Revolución de 1952, los indígenas empezaron gradualmente
a emigrar del campo hacia las ciudades. La primera gran oleada de migrantes se
ubicó en la hoyada paceña, en las periferias de la zona de San Pedro, de la
Avenida Buenos Aires y de la Avenida Perú. Esta generación tuvo éxito
económico, convirtiéndose algunos en medianos empresarios, “creándose de esta
manera una verdadera élite económica aymara”. La segunda oleada de migración se
ubicaron en las laderas de la ciudad, porque los mejores espacios geográficos
estaban ocupados. “Esta gneración creó una élite intelectual aymara…” (Félix
Patzi, Todo lo que caduca merece perecer.
Análisis de la rebelión de septiembre y octubre 2003, en Memoria
Testimonial de la Guerra del Gas, La
Paz, Ed. Comisión de hermandad, Vol.1, p. 6, 7, 2004.).
[10] Félix Patzi, “Todo lo que caduca merece perecer (análisis de la
rebelión de septiembre y de octubre 2003, en Memoria Testimonial de la Guerra del Gas, Vol. 1 Comisión de
hermandad, 2004, p. 7.
[11] Germán Guaygua y otros, Ser
joven en El Alto: Rupturas y continuidades en la tradición cultural, La Paz, Ed Fundación PIEB, 2000, p. 13.
[12] El Diario, 6 de octubre de 1996.
[13] Carlos Mesa, Historia de Bolivia,
La Paz, Ed. Gisbert y Cia S.A., 2003, p. 789.
[15] Www.ElAlto-GestiónTurística.com.

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