10 de junio de 2015

El caballero del garabato periodístico

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Este personaje del periodismo-show confunde el ser “incisivo, inteligente y acucioso en las preguntas” con la malacrianza y la irreverencia.
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Aquellos que no consumimos programas nacionales de bajos cuños, a través de la magia de las redes sociales, páginas de periódicos digitales y otros, en el internet, de manera espontánea, uno llega a enterarse de lo que pasa en estos lares comunicacionales.


Y es donde aparece viral el impase furibundo entre el “periodista” Enrique Salazar y la ministra de Comunicación, Marianela Paco, en el programa televisivo Que No Me Pierda, de la red Uno.

En ello, nuevamente este presentador de noticias-show hizo gala de lo que siempre acostumbra hacer con sus invitados. De manera ofensiva emprende una verborrea policiaca, con muletillas vandálicas. Y se vitupera así mismo señalando ser el “mejor periodista”. ¡Cosa tan rara y poca seria!

En esta ocasión, sucedió que  la Ministra pidió al entrevistador que “es mejor que aclare lo que dijo” porque éste entremezcló la pichicata, Gobierno, FF. AA. y empresarios con el pan que escaseaba en ese momento—. Fue el detonador para que el periodista-show explosionara con una serie de improperios. Y como siempre, se olvidó de su papel, pasó de entrevistador a fustigador y fusilero de las frases incoherentes, increpándola: “Cuándo fue usted eficiente en su trabajo, debería ser inteligente, a mí no me va a venir a dar clases de comunicación…” y bla bla, bla bla, entre otros absurdos que acostumbra decir a sus entrevistados.

Lo que pasa es que este personaje del periodismo-show confunde el ser “incisivo, inteligente y acucioso en las preguntas” —lo que se enseña en las aulas universitarias, para ser un buen periodista o comunicador— con la malacrianza y la irreverencia. Solo basta verlo en escena, frente a su entrevistado, para darse cuenta de los fantasmas que le revolotean en su mente. Parece ser que él mismo se aborrece cuando alguien lo contradice, lo corrige, y sale a la defensiva con su conducta rupestre… Parece ser patológica la cuestión…

Show y medio.

Ahora bien, ¿por qué el o los propietarios de este medio de comunicación permiten en la pantalla a este tipo de personaje? 

En teoría de la comunicación se habla de dos formas de hacer comunicación. Por un lado, poner énfasis en el “mensaje” y, por otro, en el “medio”.

El primero, es priorizar el mensaje sobre el espectáculo. Se debe trabajar sobre lo que se va a decir, y para eso, uno debe prepararse y afanarse sobre el sentido coherente del mensaje que se va mandar a la audiencia. Y son poco los medios de información que se acogen a esta forma de hacer comunicación, porque sencillamente no retribuye en cantidad de dinero.

En cambio, en el segundo, es simplemente poner el esfuerzo a la “forma”, como el escenario, colores, hombres y mujeres de buen parecer, modelos, música… luces, cámara y acción; es decir, show, espectáculo; es lo que llenan los bolsillos, porque tiene audiencia.

Y Enrique Salazar es un “medio” para hacer show mediático. Por eso jamás dirá una cosa con contenido, con sentido, con lógica periodística; sólo hará culto a uno de los personajes de chespirito: al periodista chambón, despistado, superficial y acomplejado. Esta actitud le costó su puesto en la tele, en el que disq` trabajó más de doce años.


Como dice un amigo: “No veo esos programas por higiene mental”.


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