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Este personaje del periodismo-show confunde el ser
“incisivo, inteligente y acucioso en las preguntas” con la malacrianza y la irreverencia.
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Y es donde aparece viral el impase furibundo entre el “periodista” Enrique Salazar y la ministra de Comunicación, Marianela Paco, en el programa televisivo Que No Me Pierda, de la red Uno.
En esta ocasión, sucedió que la Ministra pidió al entrevistador que “es
mejor que aclare lo que dijo” —porque éste entremezcló la pichicata,
Gobierno, FF. AA. y empresarios con el pan que escaseaba en ese momento—. Fue el detonador
para que el periodista-show explosionara con una serie de improperios. Y
como siempre, se olvidó de su papel, pasó de entrevistador a fustigador y
fusilero de las frases incoherentes, increpándola: “Cuándo fue usted eficiente
en su trabajo, debería ser inteligente, a mí no me va a venir a dar clases de
comunicación…” y bla bla, bla bla, entre otros absurdos que acostumbra decir a
sus entrevistados.
Lo que pasa es que este personaje del periodismo-show
confunde el ser “incisivo, inteligente y acucioso en las preguntas” —lo que se enseña en las aulas
universitarias, para ser un buen periodista o comunicador— con la malacrianza y la irreverencia. Solo basta verlo en escena,
frente a su entrevistado, para darse cuenta de los fantasmas que le revolotean
en su mente. Parece ser que él mismo se aborrece cuando alguien lo contradice,
lo corrige, y sale a la defensiva con su conducta rupestre… Parece ser
patológica la cuestión…
Show y medio.
Ahora bien, ¿por qué el o los
propietarios de este medio de comunicación permiten en la pantalla a este tipo
de personaje?
En teoría de la comunicación se habla de
dos formas de hacer comunicación. Por un lado, poner énfasis en el “mensaje” y,
por otro, en el “medio”.
El primero, es priorizar el mensaje
sobre el espectáculo. Se debe trabajar sobre lo que se va a decir, y para eso,
uno debe prepararse y afanarse sobre el sentido coherente del mensaje que se va
mandar a la audiencia. Y son poco los medios de información que se acogen a
esta forma de hacer comunicación, porque sencillamente no retribuye en cantidad
de dinero.
En cambio, en el segundo, es simplemente
poner el esfuerzo a la “forma”, como el escenario, colores, hombres y mujeres
de buen parecer, modelos, música… luces, cámara y acción; es decir, show,
espectáculo; es lo que llenan los bolsillos, porque tiene audiencia.
Y Enrique Salazar es un “medio” para
hacer show mediático. Por eso jamás dirá una cosa con contenido, con sentido,
con lógica periodística; sólo hará culto a uno de los personajes de chespirito:
al periodista chambón, despistado, superficial y acomplejado. Esta actitud le
costó su puesto en la tele, en el que disq`
trabajó más de doce años.
Como dice un amigo: “No veo esos
programas por higiene mental”.

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