______________________________
CÉSAR LUCERO: AMIGO SIN IGUAL… DESCASA EN PAZ… QUE DIOS TE TENGA EN SU
GLORIA... HASTA SIEMPRE BRODER… HASTA SIEMPRE…
______________________________
La fresca noche del cuarto día de la semana, un compañero de aula de la
“U” se acercó, de manera sigilosa, y me dijo algo crudo, sin anestesia: “Dicen
que ha muerto el César, el Lucero. ¿Sabías eso?” Le contesté: “Sí, por
supuesto, hace semanas atrás. Fue una fea sorpresa.”. Y exclamó: “¡Qué pena… qué pena… qué pena che…! ¡Que descanse en paz…!”
Y recordamos brevemente sobre su amistad…
César Lucero, broder, compañero de aula en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), carismático y buen ser humano, así es como lo conocimos; cursaba el último año de la carrera de Historia; entre sus planes estuvo contraer nupcias, pero la vida no le dio oportunidad de cumplir ese sueño y muchos más que seguramente tuvo…
En esa plática sombría y tétrica, mi mente recordó lo que una vez dijo el famoso argentino Marcelo Tinelli en su programa de televisión “bailando por un sueño 2012”: “Esta vida es un sueño; la verdadera vida está en el más allá. Mientras estemos en este mundo, tratemos de dar amor, mucho amor, sin recibir nada a cambio” –palabras que me hicieron reflexionar por días–…
A César, un mareo le había provocado un desmayo e inmediato traslado al nosocomio para el chequeo correspondiente. Días después, el galeno informó que había sufrido una hemorragia en el cerebro, lo que acabó con su vida. El síntoma se le había presentado semanas atrás, no le dio importancia –comportamiento que tenemos muchos–, creyendo que es algo sin importancia y pasajero. Eso fue letal y sin tregua a nada.
“La vida es como la nube, como el humo, como el viento, que se muestran e inmediatamente desaparecen”, señaló el pastor evangélico en su sermón, en el funeral de mi “abu”, hace años atrás –otra verdad que mi memoria recordó en ese instante–…
Y juntos convenimos en que la vida es corta y la eternidad infinita; que hoy estamos, pero mañana posiblemente ya no; solo Dios, el omnisciente, sabe cuándo partirá uno de este mundo; mientras nos dé chance de seguir trajinando por la ruta que trazó para cada uno de nosotros, tratemos de usar bien la dádiva de la vida, día a día, sin desperdiciarla con nuestros semejantes…
Convencidos de esa realidad, un suspiro desde lo más hondo de nuestros seres hizo exclamar nuestra despedida… César Lucero: Amigo sin igual… descasa en paz… Que Dios te tenga en su gloria... Hasta siempre broder… hasta siempre…

No hay comentarios:
Publicar un comentario