En estos meses de presenciar mucho baile en el gym de la poderosa UMSA, me convencí que cualquier persona de mediana o alta estatura, delgada o bien envuelta, de piel morena o clara, con o sin billetes, si se pone a mover el cuerpo al son de cualquier estilo de ritmo musical, muestra lo monumental que es su Ser.
Ahora bien, qué estilo de baile es bueno para conseguir que la adrenalina del interior emerja: Electrodanz, Reggaetón, Salsa, Cumbia –nena–, Vals, Tinku u otros. Creo que todos, si es que se disfruta y entiende lo que se hace.
En el gimnasio universitario practican
varios estilos de bailes a la vista de los que amamos los fierros, no se puede
evitar clavar la vista al contoneo rítmico de las bellezas, que a muchos
desconcentra en su rutina dejándolos atónitos y estáticos.
Algunos simplemente asisten para contemplarlas, como
me lo confesó un broder, dijo: “Este es un mal día, llueve y no viene la chica
que me gusta”. Bueno, en realidad no se puede girar la cabeza a los vacios, la
naturaleza hace que los ojos estén a la perspectiva de las figuras divinas
moldeadas al compás del ritmo.
Pero lo fascinante es que todos a un ritmo hacemos lo
que nos gusta, a unos el baile y a otros ejercitar los músculos, y que cualquiera
que se proponga a bailar, simplemente lo hace.
Toda disciplina que ponga en movimiento el cuerpo es
un buen estímulo para una mejor vida y despojarse de todo lo negativo, cuanto
más el baile, que es expresión de la integridad del ser humano. Asique, pongámonos
a mover el esqueleto por cualquier motivo y a mostrar lo que se tiene.

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