5 de noviembre de 2012

El baile hace del cuerpo un monumento




En estos meses de presenciar mucho baile en el gym de la poderosa UMSA, me convencí que cualquier persona de mediana o alta estatura, delgada o bien envuelta, de piel morena o clara, con o sin billetes, si se pone a mover el cuerpo al son de cualquier estilo de ritmo musical, muestra lo monumental que es su Ser. 

Ahora bien, qué estilo de baile es bueno para conseguir que la adrenalina del interior emerja: Electrodanz, Reggaetón, Salsa, Cumbia –nena–, Vals, Tinku u otros. Creo que todos, si es que se disfruta y entiende lo que se hace.
En el gimnasio universitario practican varios estilos de bailes a la vista de los que amamos los fierros, no se puede evitar clavar la vista al contoneo rítmico de las bellezas, que a muchos desconcentra en su rutina dejándolos atónitos y estáticos.
Algunos simplemente asisten para contemplarlas, como me lo confesó un broder, dijo: “Este es un mal día, llueve y no viene la chica que me gusta”. Bueno, en realidad no se puede girar la cabeza a los vacios, la naturaleza hace que los ojos estén a la perspectiva de las figuras divinas moldeadas al compás del ritmo. 
Pero lo fascinante es que todos a un ritmo hacemos lo que nos gusta, a unos el baile y a otros ejercitar los músculos, y que cualquiera que se proponga a bailar, simplemente lo hace.
Toda disciplina que ponga en movimiento el cuerpo es un buen estímulo para una mejor vida y despojarse de todo lo negativo, cuanto más el baile, que es expresión de la integridad del ser humano. Asique, pongámonos a mover el esqueleto por cualquier motivo y a mostrar lo que se tiene.

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