8 de diciembre de 2010

Mi experiencia en el centro minero de Corocoro


Partida y llegada
Primera parte
El frío traspasaba nuestra humanidad. Claro, era de mañana, recién había amanecido cuando nos encontramos  en la avenida 6 de Marzo de la ciudad de El Alto todos los muchachos de la carrera de Historia de la UMSA[1]para emprender periplo al centro minero de Corocoro. ¡Yuju...! la alegría campeaba.

En la esquina ya había llegado el lic de la materia y algunos de la delegación. Me uní a ellos con mi linaza caliente. Saludé y compramos algunas  cosas  que nos serviría para realizar el trabajo de investigación.

La hora avanzaba y algunos/nas, no quiero decir quiénes son, pero sé que me están leyendo, llegaban con todas las ganas del mundo.

El tiempo estaba a nuestro favor. Los rayos del astro Sol aparecían tímidamente. Y fue en dos momentos para la partida. Primero abordamos hasta la parada de los omnnibuses que nos llevarían a  nuestro lugar de estudio, luego rumbo a ¡¡¡¡¡¡Corocoro!!!!!!!!!!!!!

Junto a Humberto, que coincidimos en el mismo asiento, en el camino, hicimos tertulia con el chófer... ¡Teníamos que viajar 3 horas aproximadamente!, y entonces nos aburríamos, por tanto, la solución fue platicar con el del volante, no sé si le aburríamos porque le torpedeamos con muchas preguntas: ¿hace cuánto que trabaja como chófer, ¿no se aburre? ¿Por qué eligió esa actividad?...¿falta mucho?... ¿Quién le impulso a que lo haga?... ¿Falta mucho?...¿cuántas vueltas hace al día?...¿falta mucho?... ¿No es aburrido?...¿falta mucho?...¿Cuántas poblaciones ya pasamos?...¿falta mucho?...etc.

En el camino tuvimos un percance que nos hizo demorar la llegada. Chocamos. Mas bien nos chocó. No fue grave. La volqueta nos interceptó la parte de atrás. Nos dimos cuenta cuando de las niñas escuchamos ¡ah,ah,ah,ah,ah,ah...del infierno! La mirada fue inmediata. Nos detuvimos y el amigo del volante, furioso, salió al reclamo, y se hizo un despelo...Mientras discutían los afectados, fuimos a echar las aguas, que nuestras vejigas ya no daban mas, y a dar un respiro.

Antes del infortunio, vimos en la colina un sapo de piedra y una planta o flor especial, no recuerdo cómo se llama, pero me daba la curiosidad de  ir haber, y en mi interior decía: si pudieran discutir unas cuantas horas me daría el tiempo para escalar y ver realmente de qué se trata... Pero, no era posible, mi sentido común me dijo que desistiera de esa locura. Si lo hacía me dejarían o me buscaban para darme una tunda, entonces, juiciocito regresé al conflicto...¡Hasta que se pusieron de acuerdo! Subimos al carro y rodó los neumáticos.

¡Otra vez el aburrimiento...!, teníamos que molestarle nuevamente al maestrito, pero esta vez en son de paz. Charlamos de muchas cosas, que no se los digo.

El Lic, viajó a mi lado parloteando todo el trayecto. Los chicos de atrás a ful con la música caliente. Tenían como vigilante a su verdugo I... A unos cuantos kilómetros de la llegada tuvimos que cancelar el pasaje, bs. 12.  

Ya en el horizonte visualizamos la nueva planta minera. Señal de llegada. El paisaje se mostraba con tono café, a tierra y polvareda me refiero. Algunos rescataban imágenes y otros filmaban y otros, los de atrás...el verdugo, ¡way, qué miedo!  

El sendero  nos condujo a la entrada de la población. Vimos un pequeño colegio, -¡vaya¡ allá un cine abandonado, ¡wauuuu¡ Luego confirmamos que el lugar, antes de la relocalización de 1985, estaba bien poblada.

Llegamos a la comunidad de Corocoro.

Continuará...



[1] La UMSA se encuentra en la ciudad de La Paz, Bolivia.

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