14 de marzo de 2017

2008: intento de GOLPE EN BOLIVIA

El 11 de septiembre, el prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, mandó a masacrar a campesinos –cayendo más de 15– en la comunidad de El Porvenir que se dirigían a una reunión para tomar decisiones en defensa de la democracia e intentó nombrar autoridades de facto en ese departamento, sustituyendo las designadas por el gobierno.


ABRAHAM SAHUA | mympolitikon BOLIVIA
abrahamsahua@gmail.com

En Bolivia, el primer intento de Golpe de Estado del siglo XXI fue puesto en escena por la clase política conservadora desplazada para hacerse de nuevo del poder. Para este fin, no escatimó medios, recurrió a todo, aún el arrogarse de privar la vida a cuanto se le ponga en frente.


La cosa comenzó cuando el presidente Evo Morales (2006-2009) había logrado medidas transformadoras que de inmediato encontró dura resistencia en cuatro prefectos –acérrimos detractores a su gobierno–, de los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que para poner freno, organizaron una escalada de acontecimientos el año 2008, considerado como “golpe cívico-prefectural”, para luego desmembrar Bolivia en dos: en la “Nación Camba” y en el “Alto Perú” (ver foto de portada). Pero tal propósito, nunca prospero por la reacción oportuna del gobierno.

El ambiente se había puesto gris después de salir del referéndum revocatorio o ratificatorio del Presidente y del Vicepresidente que pidieron los golpistas, el 10 de agosto de ese año. El resultado fue contundente, el tiro les salió por la culata, pues fueron ratificados con el 67 por ciento, más de dos tercios. Esto no gustó a los que preparaban el golpe, viejos políticos que en otrora usufructuaron el Estado, enriqueciéndose junto a pequeñas roscas de amigos. Y desde entonces se activó la conspiración contra el Gobierno del Cambio, la democracia y el pueblo.

1. Inicio de la escalada de conflictos.

Los prefectos opositores, el 14 de agosto, decidieron impedir la llegada a distintos aeropuertos de algunas ciudades –Pando en el norte, Beni en el noreste, Santa Cruz en el oriente y Tarija en el sur– a las autoridades legal y legítimamente constituidos del país, promoviendo grupos de choque, junto con sectores cívicos y fuerzas políticas fascistas.

Estas autoridades regionales, posteriormente, se sobrepusieron al Congreso de la República y a la Constitución Política del Estado, convocando a elecciones de consejeros en los departamentos. “Esta atribución presidencial y del Congreso fue arrebatada por estas autoridades regionales, con lo que, en ese mismo instante, pusieron en marcha un golpe de Estado, pero ya no militar, ya no con la participación de las Fuerzas Armadas —hoy fi eles al Presidente, a la democracia y a la Constitución Política del Estado—, sino un golpe de Estado con núcleos fascistas, grupos de choque que comenzaron a desconocer, mediante las autoridades departamentales, el legítimo y constitucional gobierno de la República.”[1]

El 16 de agosto,  en Santa Cruz se puso en marcha el ataque al Comando Departamental de la Policía. Se intentó tomar la Policía departamental, para que a partir de su control se armen grupos de choque fascistas para salir a atemorizar al resto del pueblo cruceño.


Los prefectos de los departamentos de Tarija, Beni, pando y Santa Cruz, el 17 de agosto, junto con los Comités Cívicos, convocaron a un paro cívico para paralizar la totalidad de la actividad económica y social el 19 de agosto.

Ya para el 22 de agosto, los cívicos, con apoyo de algunos prefectos, pasaron de la presión política a la guerra económica. Pues convocaron a un bloqueo de caminos y carreteras en los ingresos de los cuatro departamentos. Con esta convocatoria, hubo un desabastecimiento general de alimentos en el pueblo cruceño y en el resto de los otros cinco departamentos.

“Un líder cívico del departamento del Beni advirtió y convocó a una sublevación armada en contra del gobierno constitucional legalmente establecido. A su vez, el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Branco Marinkovic, planteó que ya no era suficiente la autonomía sino que hay que pasar al federalismo, como una forma de impedir que el gobierno nacional pueda ejercer su legítimo y constitucional control sobre las funciones del Estado en el departamento de Santa Cruz.” (A. Linera, 2008: 13)

2. La estrategia de cívicos y prefectos.


Los prefectos de Tarija, Pando, Santa Cruz y Beni, el 28 de agosto, se reunieron con los presidentes de sus Comités Cívicos y ese día se decidió acciones de fuerza de manera escalonada en los cuatro departamentos, en contra del Estado boliviano, del gobierno y las instituciones. Se armaron grupos de acción en núcleos especiales para iniciar acciones delincuenciales y se repartió dinero para que funcionen esos grupos.

El 31 de agosto, comienza el bloqueo de caminos en Santa Cruz, Tarija y Beni, y un paro indefinido en los cuatro departamentos. Se bloqueó el acceso de gasolina y diésel para asfixiar económicamente a las ciudades.

Otra de sus estrategias fue accionada el 1 de septiembre por los prefectos, quienes anuncian desconocimiento a la convocatoria presidencial del Referéndum Constitucional para aprobar la nueva Constitución Política del Estado. Las Cortes Electorales Departamentales de los cuatro departamentos, desconocieron a la autoridad y a la decisión legal del Presidente de la República, por presión y decisión de sus prefectos

Por su lado, los Comités Cívicos del Chaco decidieron bloquear y amenazaron con hacer explosionar las instalaciones de gas y petróleo que se encuentran fundamentalmente en esta zona.

Y el 3 de septiembre, las federaciones de ganaderos de Santa Cruz y Beni, anunciaron no proveer carne a los departamentos del occidente, con el que se inicia una especulación de precios en los alimentos fundamentales de la canasta familiar.

El 8 de septiembre, se bloqueó el acceso a las instalaciones petroleras en los cuatro departamentos.

El inició de ataque generalizado a instituciones del Estado boliviano se la realizó el 9 de septiembre. En Santa Cruz, al Canal 7 y la Red Patria Nueva (radio), ambos estatales; los quemaron. También se quemó el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). Se atacó resguardos policiales y militares, se desarmó a efectivos y se les quitó material antidisturbios y armas de fuego. Asimismo, se tomó el control de los aeropuertos para impedir que el gobierno y las autoridades encargadas de restablecer el orden, puedan aterrizar. Y en el resto del país se atacó a unas 75 instituciones del Estado que tienen que ver con comunicación, tierra, recursos naturales, información y administración del Estado.

Al día siguiente, se atacó y ocupó instalaciones petroleras y gasíferas controladas por las Fuerzas Armadas. Se cerró válvulas de gas y petróleo y se hizo explosionar una válvula de gas que abastecía el mercado de Argentina y Brasil, en más de 30 años de exportación de gas bolivianos a países hermanos

Y el 11 de septiembre, el prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, mandó a masacrar a campesinos –cayendo más de 15– en la comunidad de El Porvenir que se dirigían a una reunión para tomar decisiones en defensa de la democracia e intentó nombrar autoridades de facto en ese departamento, sustituyendo las designadas por el gobierno.

3. Desactivación del golpe.

Dos reacciones inmediatas fueron los que desactivaron el intento de golpe.

En primera instancia, el Gobierno, frente a la frontal decisión de sus opositores de acabar con su régimen, tuvo que tomar acciones de hechos contundentes.

Por su lado, el pilar que sostiene al “proceso de cambio” –que lidera el presidente Evo Morales–, los movimientos sociales, también se pusieron en pie de alerta, con movilizaciones masivas.

En consecuencia, según A. García (2008), cuatro factores fueron los que impidieron la intentona golpista de cívicos y prefectos opositores al gobierno de Evo Morales:

1)    Expulsión al embajador de EE.UU., Philip Goldberg, el 9 de septiembre.
2)    Gobierno declara estado de sitio en Pando, para frenar la masacre de   campesinos, el 12 de septiembre.
3)    Se activa la movilización de las organizaciones sociales del país parea defender la Constitución y la democracia.
4)    La reacción inmediata de la comunidad internacional. Los países miembros de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) se pronunciaron a favor de la democracia y el gobierno constitucional legalmente establecido y repudio al “golpe cívico prefectural”.






[1] Álvaro García Linera, Cómo se derrotó al golpismo Cívico-Prefectural, Bolivia, Ed. Vicepresidencia del Estado Plurinacional, 2008, 4º ed., p. 12.

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