4 de noviembre de 2013

De generación a degeneración



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En Santa Cruz, desde los “yupis” hasta los “pedigrís”, hacen de la delincuencia su jobby, despachando almas al otro mundo, sin ningún trámite, sin dar lugar siquiera al “me rindo”. ¡Y nos quieren hacer creer que esto es reciente!
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Desde hace meses atrás las empresas privadas de informaciones se dignan en reflejar el verdadero rostro de Santa Cruz de la Sierra, un departamento con alto grado de delincuencia y la más insegura de Bolivia. ¿Y sus autoridades?... ¡Mutis!, miran de palco, como siempre ha sido.


Esta mala fama no es reciente, se arrastra desde hace muchos lustros. Pero hoy, se decide transmitirlo por todos los medios. Hoy sí importa, antes no importó. ¿Por qué? Porque hay una intención macabra… de hacer, ante la gente, mala fama del Gobierno (que ya no es novedad), acusarle de todos los males, cuando en realidad se trata de la obra fáctica de los que ostentan actualmente el poder político y económico de ese departamento.

Hijos de la mojigata.

A esta gente jamás le importó su juventud, sólo para aprovecharlos como pretorianos de sus fines mezquinos e individualistas, organizándolos en el grupo nazi-fascista de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC), haciéndolos profesionales delincuentes, para dar paliza a cruceños que se atrevan a revelarse ante los que siempre creyeron ser dueños de Santa Cruz: su oligarquía fratricida y anti-patria.

Esa es la fuente, el semillero, de la cual emergen vastos seres inmisericordes, programados para delinquir a sus anchas en cualquier escenario y momento, por lo que, sus feligreses, desde los “yupis” hasta los “pedigrís”, hacen de la delincuencia su jobby, despachando almas al otro mundo, sin ningún trámite, sin dar lugar siquiera al “me rindo”. ¡Y nos quieren hacer creer que esto es reciente!

Ya esa conducta gansteril de los unionistas, incubado en el espíritu de jóvenes cruceños, se descubrió el año 2003, cuando sin piedad patearon, escupieron y lincharon a sus hermanos indígenas,  al arribar a la plaza central de Santa Cruz, pidiendo la renuncia al presidente de entonces, Gonzalo Sánchez de Lozada “Goni”.

Pero también esta misma actitud se vio en Sucre, el año 2008, momento en que el largo brazo delincuencial y racista de la UJC, en complicidad de sus pares citadinos, intentaron acabar con la Asamblea Constituyente, empezando cacería a todo aquel que identificaban como indígena. Desde entonces, la ciudad blanca cambió de rango, transitó de “ciudad culta” a “ciudad inculta”, que se rememora con mucha tristeza cada 24 de mayo, como Día de la Vergüenza Nacional.

En esa misma fecha, multiplicados estas milicias actuaron en varios departamentos del oriente, junto a los pro-autonomistas-separatistas del Comité Cívico Pro-Santa Cruz (brazo estratégico de la oligarquía cruceña), a la cabeza del actual gobernador Rubén Costas (racista en potencia), para dividir en dos a Bolivia: Oriente y Occidente.

La juventud necesita de políticas públicas urgentes.

Entonces, la delincuencia crónica que vive la actual Santa Cruz, es hijo de estos malos bolivianos, que los malearon, que no les importó crear una generación dañada y sin perspectivas. Son ellos los que criaron y amamantaron a estos cuervos que se alimentan de sangre indígena… que algún día se volcarán seguramente a sacarles los ojos.

¡No se debe callar! ¡Hay que decirlo! Porque es indignante ver jóvenes y jovenzuelos, y hasta niños, que hayan perdido el valor de la vida. Son ellos la sangre fresca del país. ¡Pero en qué los convirtieron! Hay que recuperarlos ¡ya!

La tarea titánica de cambiar  urgente el chip de la mente de la juventud, no solo del cruceño sino de todo el país, es del Gobierno, con políticas públicas efectivas y contundentes, que arrasen con este mal generacional, así no contaminar a la nueva que emerge con mucha perspectiva.

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