25 de marzo de 2013

El hombre de su tiempo y los tiempos




Chávez hoy es un fenómeno político. Su desaparición física hizo notar la real dimensión de la revolución bolivariana y el derrotero de la revolución del Siglo XXI, además de su liderazgo latinoamericano.

Por eso, creer que el comandante y presidente Hugo Rafael Chávez Frías (58) desapareció, suena a perorata y deseo de aquellos que siempre estuvieron tras su cabeza. Lo que sucedió el día 5 de marzo, a las 16.25 –hora venezolana–, nació el “chavismo”. Él ya lo había profesado reiteradamente: “Yo, ya no soy yo, soy un pueblo”. Chávez es hoy el pueblo venezolano, pero también el “pueblo-mundo”, aquellos que luchan por su libertad y autodeterminación para “Vivir Bien”.

Al líder de la revolución bolivariana y latinoamericana le fabricaron su muerte. Sí. Así fue. No pudieron con él y tuvieron que buscar la forma más inhumana para terminarlo, de manera silenciosa y sigilosa, como en los tiempos de la Guerra Fría. El cáncer fue “inoculado por el enemigo externo”, dijo el presidente encargado Nicolás Maduro, al dar la noticia del fallecimiento.

Esa afirmación tiene su propio peso, pues tenían muchas razones para hacerlo, y no solo es teoría de la conspiración, que algunos comentaristas y políticos mediáticos desean hacen creer, cuando muchos de ellos saben que es verdad. Chávez, no fue precisamente santo de la devoción de los poderosos del mundo, fue la piedra en sus zapatos.

Desde inicio de siglo, el contexto latinoamericano se halla en un proceso de emancipación, y claro, no es aceptable ni digerible para el imperio y sus afiliados nacionales. Esta es una de las causas de la reacción ofensiva.

El comandante Chávez, en 14 años como Presidente de Venezuela, logró profundizar la revolución bolivariana empoderando a los que siempre estuvieron postergados por muchos lustros. Y puso en rebeldía a las naciones latinoamericanas con el ALBA, TCP, UNASUR, CELAC, Banco del Sur… Tenía seis años más (2013-2019) para acelerar el proceso, pero tuvieron que buscar cómo frenarlo. En otrora no lo consiguieron, porque el pilar de la revolución bolivariana está en su propio pueblo. Por ese lado no se pudo, no se puede, ni se podrá. Intentaron con golpe de Estado (2002) y fracasaron.

Hoy, al acallarlo al hombre, la posta pasó a millones de almas que llevan en la mente y en el corazón el proceso de emancipación. Mientras sea así, garantizada está la revolución por mucho tiempo, aunque se atrevan a ponerse nuevamente en frente los inoculadores de la muerte.

El Comandante se ausenta entre los mortales, pero deja su espíritu, su legado y el ideal de seguir construyendo la sociedad horizontal y la nueva relación hombre-naturaleza. No muere, nace su pensamiento. Es que no fue un hombre común, fue uno que dejó huellas al andar. No fue un ser divino, sino un mortal que tuvo agallas de reiniciar el proyecto de la revolución socialista, denominada revolución del Siglo XXI, cuando creyeron que esa idea se había erradicado de todos los mortales, después de la caída del muro de Berlín (1989) y la debacle de la URSS (1991).

Hugo Rafael Chávez Frías se inmortalizó con su partida, y su leyenda pervivirá por tiempos. Él lo sabía. Los venezolanos y el mundo lo saben. Será recordado por siempre por sus obras… No se va, se queda en millones de seres humanos que refuerzan lo que comenzó.

Por siempre, Comandante!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario