Chávez
hoy es un fenómeno político. Su desaparición física hizo notar la real
dimensión de la revolución bolivariana y el derrotero de la revolución del
Siglo XXI, además de su liderazgo latinoamericano.
Al líder de la revolución bolivariana y latinoamericana le fabricaron su
muerte. Sí. Así fue. No pudieron con él y tuvieron que buscar la forma más
inhumana para terminarlo, de manera silenciosa y sigilosa, como en los tiempos
de la Guerra Fría. El cáncer fue “inoculado por el enemigo externo”, dijo el
presidente encargado Nicolás Maduro, al dar la noticia del fallecimiento.
Esa afirmación tiene su propio peso, pues tenían muchas razones para
hacerlo, y no solo es teoría de la conspiración, que algunos comentaristas y
políticos mediáticos desean hacen creer, cuando muchos de ellos saben que es
verdad. Chávez, no fue precisamente santo de la devoción de los poderosos del
mundo, fue la piedra en sus zapatos.
Desde inicio de siglo, el contexto latinoamericano se halla en un proceso
de emancipación, y claro, no es aceptable ni digerible para el imperio y sus
afiliados nacionales. Esta es una de las causas de la reacción ofensiva.
El comandante Chávez, en 14 años como Presidente de Venezuela, logró
profundizar la revolución bolivariana empoderando a los que siempre estuvieron
postergados por muchos lustros. Y puso en rebeldía a las naciones
latinoamericanas con el ALBA, TCP, UNASUR, CELAC, Banco del Sur… Tenía seis
años más (2013-2019) para acelerar el proceso, pero tuvieron que buscar cómo
frenarlo. En otrora no lo consiguieron, porque el pilar de la revolución
bolivariana está en su propio pueblo. Por ese lado no se pudo, no se puede, ni
se podrá. Intentaron con golpe de Estado (2002) y fracasaron.
Hoy, al acallarlo al hombre, la posta pasó a millones de almas que llevan
en la mente y en el corazón el proceso de emancipación. Mientras sea así,
garantizada está la revolución por mucho tiempo, aunque se atrevan a ponerse
nuevamente en frente los inoculadores de la muerte.
El Comandante se ausenta entre los mortales, pero deja su espíritu, su
legado y el ideal de seguir construyendo la sociedad horizontal y la nueva
relación hombre-naturaleza. No muere, nace su pensamiento. Es que no fue un hombre común, fue uno que
dejó huellas al andar. No fue un ser divino, sino un mortal que tuvo agallas de
reiniciar el proyecto de la revolución socialista, denominada revolución del
Siglo XXI, cuando creyeron que esa idea se había erradicado de todos los
mortales, después de la caída del muro de Berlín (1989) y la debacle de la URSS
(1991).
Hugo Rafael Chávez Frías se inmortalizó con su partida, y su leyenda
pervivirá por tiempos. Él lo sabía. Los venezolanos y el mundo lo saben. Será
recordado por siempre por sus obras… No se va, se queda en millones de seres
humanos que refuerzan lo que comenzó.
Por siempre, Comandante!!!



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