12 de septiembre de 2012

¡Muchas felicidades!, a mi cate de la “U”


Aún retengo en la retina las clases magistrales que nos impartía Álvaro García Linera en el poderoso San Andrés (UMSA), hoy vicepresidente del Estado Plurinacional, flamante esposo de la periodista Claudia Fernández y uno de los más importantes intelectuales latinoamericanos. Además de ser una piedra en el zapato de la oposición política que no tiene propuesta ni proyecto para fortalecer el país, sólo la intención de hacer caer el Proceso de Cambio a base de artimaña gansteril. Los llamó, con justa razón, “miserables sin ideas”.
Es un ejemplo a seguir, independientemente de los tiempos que se marca para concretar sus retos.


En sus clases nos llamaba la atención cuando decía que en algún momento el “indio tendrá que gobernar el país”. El 2006, Evo Morales Ayma es presidente con el mayor apoyo de los bolivianos, de récord histórico. Años después, dijo a la prensa que podía morir tranquilo, porque vio a un indio como Presidente. Era una de sus utopías, que la trabajó y la concretó.

En sus tiempos mozos estuvo en pareja con una intelectual mexicana, de nombre Raquel, no le resultó y se dedicó a la lucha social. Pero nunca le faltó compañía de bellas damitas que le seguían. Con mis compañeros de clases fuimos testigos de aquello. Muchas veces, al finalizar las clases, fuera del aula se encontraba siempre a alguna o algunas de éllas que le hacían hora. Además de ser un buen ser humano, era un buen galán para las chicas. ¡Ucha!, nos asaltaba una envidia, sana por supuesto, que…

Y en uno de los carnavales de Oruro, en la entrada folklórica, dijo también a la prensa que se enamoraría de una de las chainas morenas. Le había clavado el ojo a Claudia Fernández, su actual esposa.

A pesar de los remoquetes de aquellos que nunca les pegó el amor, ambos concibieron nupcias, en dos escenarios rituales. El sábado 8 a la mañana en el complejo arqueológico de Tiahuanaco, en una ceremonia ancestral, y el domingo 9 a la tarde en la Iglesia de San Francisco de la ciudad de La Paz, en una ceremonia católica.

A esos actos religiosos, la red Uno lo denominó la “boda real”. No creo que fuera así. Para eso tendría que haber un príncipe y una princesa. Me refiero al título honorífico, de la realeza,  además de súbditos subordinados y toda la parafernalia del lujo que se gasta a cuesta del pueblo. No hubo títulos ni vasallos ni  lujos. Lo que hubo fue amor de la pareja y del pueblo que le deseaba muchas, pero muchas felicidades.

Lo que me queda desearle a mi “cate” y su esposa es larga vida para ambos y que Dios les bendiga.

¡Ah!, y haber si se pone a estudiar científicamente a la mujer, que es complicado de entenderla…No, no es cierto. Es divina, tan divina que cuando entra por asalto al corazón la hace añicos, luego nos embrutece y llena el vacío que existe. Es de otro planeta. Sin ella qué haríamos, nada. No no no, que la deje en paz. Si descubriéramos la fórmula para entenderla, la vida sería aburrida además.

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