A la hora del almuerzo, en
una radioemisora local, la locutora recibió a una damisela que fue mancillada
en su dignidad… fue violada. ¿Quién es el responsable de tal fechoría?, era la
incógnita e identificarlo fue el reto. Y se emprendió la indagación.
¿Qué pasó, por qué lloras
tanto?, le interrogó la locutora. ¡Ay siñorita… mia violado!, se ha escapado… no
parece, contestó consternada, mientras sollozaba.
La locutora, por la rabia e
impotencia que sentía, lanzó ajos y pimientas a micrófono abierto. Pero,
después de un respiro profundo, volvió a preguntarle: ¿cómo pasó, en dónde ha
sido?
Después de un silencio, ella
respondió: en una fiesta era. Mey tomado. Borracha estaba. Y él se ha
aprovechado de mí. Pero, ¿quién es?, ¿dónde vive?, se apresuró la locutora. Con
los abogados ahorita vas a ir a su casa para que se responsabilice, sino… ¡a la
cárcel!, le dijo.
Y la respuesta de la
perjudicada fue: no conozco su casa… UN PEPINO ERA…
Ploc, locutora en la lona.

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