¿Por
qué la justicia está a favor del delincuente y no del ciudadano?, porque el
delincuente tiene dinero, plata, cash; es un man of means –un hombre de dinero–. En cambio, el ciudadano de a
pie apenas tiene lo suficiente para cubrir su desnudes, mantenerse con
energías, trabajar honestamente y reproducirse, no le alcanza para más los
pesos de la jornada, menos para la coima. Es cuestión del mercado: dinero
vienen y dinero va.
Un
principio del proyecto capitalista (que
está en declive (2012) es el que todas las cosas que genere dinero se
concentren en pocas manos. Así pasa con la riqueza, la política, etc. Y la
justicia no está exenta.
Entonces,
la institución de la justicia, como
cualquier organización moderna que se mueve en el mercado, debe generar su propio
dinero. ¿Cómo lo hace?, ofreciendo justicia. ¿Quiénes la compran?, los que
pueden pagar grandes sumas de dinero. ¿Y quiénes pueden pagar tanto?, los
delincuentes. ¿Y los ciudadanos?, Dio los ampare.
No
estamos hablando de unos cuantos míseros pesos, sino de elevados montos de
dinero que sólo el malhechor, forajido, salteador, cogotero, violador,
fratricida, narcotraficante y filibustero lo tienen. Es por eso que cuando caen
en manos de la policía, en unas cuantas horas tranquilamente es suelto, listo para
delinquir y hacer nuevamente sus fechorías. Dos motivos priman en esta
cuestión: primero, las leyes fueron hechas a la medida del infractor; segundo,
el negociado es económico: gana el que más tiene.
Los
operadores de la justicia lucran con la “justicia”, y en su nombre se hacen
ricos de la noche a la mañana con complicidad de los antisociales, sus broders
del alma. ¡Alguien dice algo!...

No hay comentarios:
Publicar un comentario