5 de abril de 2012

Justicia para pocos… ¿para quién?


¿Por qué la justicia está a favor del delincuente y no del ciudadano?, porque el delincuente tiene dinero, plata, cash; es un man of means –un hombre de dinero–. En cambio, el ciudadano de a pie apenas tiene lo suficiente para cubrir su desnudes, mantenerse con energías, trabajar honestamente y reproducirse, no le alcanza para más los pesos de la jornada, menos para la coima. Es cuestión del mercado: dinero vienen y dinero va.

Un principio  del proyecto capitalista (que está en declive (2012) es el que todas las cosas que genere dinero se concentren en pocas manos. Así pasa con la riqueza, la política, etc. Y la justicia no está exenta.

Entonces, la institución  de la justicia, como cualquier organización moderna que se mueve en el mercado, debe generar su propio dinero. ¿Cómo lo hace?, ofreciendo justicia. ¿Quiénes la compran?, los que pueden pagar grandes sumas de dinero. ¿Y quiénes pueden pagar tanto?, los delincuentes. ¿Y los ciudadanos?, Dio los ampare.

No estamos hablando de unos cuantos míseros pesos, sino de elevados montos de dinero que sólo el malhechor, forajido, salteador, cogotero, violador, fratricida, narcotraficante y filibustero lo tienen. Es por eso que cuando caen en manos de la policía, en unas cuantas horas tranquilamente es suelto, listo para delinquir y hacer nuevamente sus fechorías. Dos motivos priman en esta cuestión: primero, las leyes fueron hechas a la medida del infractor; segundo, el negociado es económico: gana el que más tiene.

Los operadores de la justicia lucran con la “justicia”, y en su nombre se hacen ricos de la noche a la mañana con complicidad de los antisociales, sus broders del alma. ¡Alguien dice algo!...

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